11.04.2012

Vuelta a casa

No fue una noche realmente especial.

No ha sido una noche alegre.

De nuevo el cajón de nuestro armario se desmontó.

La historia es la siguiente:

Nuestras anécdotas y recuerdos se almacenan en un enorme armario. Un armario imaginario lleno de cientos de miles de cajones, en cada cual hay una razón, un recuerdo o un deseo en conjunto. Nuestro. De los dos.

Pero como en todos los armarios siempre hay un cajón que cojea, que no cierra bien y destaca entre todos.

Ese cajón lo llamamos "orgullo". Y desde nuestro comienzo está así. Aunque lo hemos intentado arreglar miles de veces, si viene mal de fábrica volverá a desmontarse una y otra vez con el tiempo.

Te dije que había tirado el orgullo, pero... No es fácil tirarlo todo de una vez. Por ello anoche volvió a desmontarse el cajón. Por el tema de siempre, por la razón de siempre.

Por el deseo de siempre.

Y por mucho que intentamos arreglarlo, todo anoche fue a peor. Hasta el punto en que ambos, idiotas, no conseguimos conciliar el sueño.

Por la mañana, por todo lo que ocurrió esa noche, no tenía ningún tipo de animo, aunque mis compañeros me mandaran, por fin, nuestra nueva canción terminada, lo de anoche aún tenía raptada mi sonrisa. Y no las puedo fingir.

Lo siento. Sé que es culpa mía. Volveré a intentar arreglar el cajón... Por septuagésimo cuarta vez. Lo siento... De verdad...

Espero al menos que las galletas estén buenas...


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