11.18.2012

Esta noche, he vuelto a tener pesadillas...

La oscuridad me envolvía. Mirara donde mirara solo podía encontrar oscuridad. Esta vez, no eran recuerdos pasados, solo palabras. Me movía por todo el espacio que había a mi alrededor, completamente a oscuras. Pero por más que buscara, y me asustara, no encontraba de donde provenían las voces. Solo sentía un enorme vacío bajo mis pies.

Y entonces... frío. Era como si estuviera completamente desnudo en mitad de una horrible tormenta.
A pesar de no escuchar un solo soplo de viento, el frío me calaba hasta los huesos.
Me encogía sobre mí mismo, me abrazaba las rodillas y escondía el rostro entre ellas. Temblaba. Me dolía el pecho.

Gritaba tu nombre, pero no respondías.

Y así fue como de pronto, alarmado, abrí los ojos completamente desorientado en nuestra propia habitación.
Ha sido contradictorio. Aunque en la pesadilla moría de frío, en la realidad estaba empapado en sudor.
Entonces noté la presión de tu mano en la mía. Me giré. Allí estabas tú, durmiendo tranquilo, sumido en un sueño que parecía prometer la felicidad eterna. Cómo me hubiera gustado poder estar contigo en ese sueño.
Sin embargo, aunque era imposible, el hecho de que estuvieras a mi lado, sin darme la espalda, me calmó.
Me refugié en tu pecho, y noté como tu calor volvía a hacer que el ritmo del mío se volviera normal poco a poco...

Aunque intenté volver a conciliar el sueño, me resultó imposible... el miedo de perderme de nuevo en esa oscuridad que tanto me aterraba me lo impedía.
Lo único que fui capaz de hacer, fue encender la lámpara de las estrellas, e imaginar que la oscuridad, realmente estaba llena de pequeños pedacitos de luz.

Creo que estoy empezando a tener miedo de la noche...




0 comentarios:

Publicar un comentario

 
;